Acto I — Del puente a la salvación

Hace 14 años dormía debajo de un puente, en Santurce. Comía de la basura y pedía en los semáforos para comprar crack. Vivía bajo un puente para no avergonzar a mi familia y seguir consumiendo. Consumía tanto que ya ni el vendedor me quería vender por cómo tenía la cara de tanto crack.
Mi familia sufría; yo me estaba muriendo.
Pasé por 14 centros de rehabilitación y recaí una y otra vez, hasta que conocí a Dios y supe que el cambio debía ser interno. A Dios le debo mi vida.

Acto II — De guardia mal pago a trader rentable

Salí de la adicción y conseguí trabajo como guardia de seguridad: 12 horas de pie, turnos dobles, cobrando lo que no alcanza ni pa’ la compra.
Allí escuché la palabra Forex. Me metí en una red de mercadeo que prometía Lamborghinis con opciones binarias; quemé el primer préstamo — y los siguientes — en brokers turbios.
Pasé por 14 academias, probé MACD, RSI, robots… y perdí TODO, otra vez.
El quiebre llegó cuando un mentor ecuatoriano me dijo:

“Miguel, el 99 % del éxito no está en la estrategia, sino en tu cabeza.”

Aprendí acción de precio limpia, gestión de riesgo y control emocional.
A partir de ese momento empecé a pasar cuentas fondeadas y a retirar mes tras mes.
—Sí, hoy manejo una Range Rover de $170 000 y vivo tranquilo en la primera casa que quise tener sin deuda, con la piscina que siempre quise tener, pero eso no es lo importante, lo importante es la libertad.

Fundé Golden Capital Investment y, después, Gold Forex Funds, la primera firma de fondeo creada en Puerto Rico por traders y para traders.

El dinero dejó de ser un problema, pero la vida no es solo dinero: mi físico estaba descuidado, cargaba kilos de más y, aunque el banco estuviera lleno, por dentro me sentía vacío.

Por eso decidí invertir en un mentor que me enseñara a respetarme, a construir hábitos que me hicieran sentir orgulloso, a mirarme al espejo y no fallarme nunca más… para que cada alumno recibiera lo mejor de mí y no solo mi conocimiento, sino mi ejemplo.

Fue entonces cuando comprendí la segunda clave: para ser verdaderamente libre y feliz no basta con lo externo; hay que trabajar en quién eres, tallar tu carácter y dar siempre todo lo que tengas dentro.

Mi misión ahora es clara: transformar personas a través del trading y su mindset, entregándoles las dos claves que cambian la vida —la externa, el dinero; y la interna, los hábitos, la espiritualidad, el propósito— para que escriban una historia nueva